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El valle del Leitzaran fue especialmente conocido por sus ferrerías (establecimientos industriales en los que se obtenía hierro a partir de mineral). Estas industrias necesitaban tres elementos para su funcionamiento: agua, combustible y mineral.
El agua, con caudal y desnivel adecuados, era un factor imperativo. Una vez construida la ferrería, si no se había errado en su ubicación (expuesta a riadas, poco caudal, conflictos con otras ferrerías próximas), disponía de energía gratuita para siempre. El combustible, carbón vegetal, requería de bosques próximos, pues se precisaba en gran cantidad. Siempre veremos montes carboneables cerca de una ferrería. En el caso del Leitzaran la historia de las ferrerías tuvo que estar íntimamente relacionada con el carácter comunitario de los montazgos.
Sin embargo (y al contrario de lo que pudiera pensarse) no era imprescindible que el tercer elemento, la materia prima o mineral, se encontrase en las inmediaciones de las ferrerías. Así lo demuestran multitud de ejemplos, incluso en el propio Leitzaran. El mineral tenía dos procedencias posibles: yacimientos mineros próximos a las ferrerías o la zona de Somorrostro. En este último caso llegaba por vía marítima a puertos costeros y fluviales (San Sebastián y Hernani), siendo transportado luego por carros o caballerías. No cabe duda de que su coste, incluso tras su importación y transporte desde tierras vizcaínas, no suponía gran obstáculo para la rentabilidad de una ferrería.
Dos eran los motivos para trabajar con mineral importado: conseguir hierro de alta calidad acorde con los productos finales a obtener (el hierro de Somorrostro era superior al guipuzcoano), y problemas de agotamiento o insuficiencia de los yacimientos locales. En ocasiones también se trabajaba con mezcla de minerales.
En el caso de las ferrerías del Leitzaran, las más alejadas de su desembocadura labraron durante prácticamente toda su existencia con vena local: tenían peor comunicación con los puertos, y gran proximidad a las minas. Así vemos que Plazaola, Mustar y Ameraun se surtieron habitualmente de productos del país (en su última época Plazaola y Ameraun llegaron a usar alguna vez vena importada). En 1559 sus hierros iban marcados con una «T» (de Tolosa), correspondiente a ferrerías que labraban con mineral de origen local. Aunque no poseo documentación es evidente que el resto de ferrerías de esta zona (Areso, Urto, Eskibar, Barrenola y Nordeiza) también fueron alimentadas con las minas próximas.
Por el contrario, las ferrerías más próximas a Andoain (Inturia, Larbarrain, Amasola, Olaberria, Urriolondo y Leizaur) se abastecieron con "vena de Vizcaya". Sus productos (según la ley de 1559) se marcaban mediante una «S», correspondiente a San Sebastián y Hernani, y que garantizaba precisamente la procedencia vizcaína de la vena.
Beriñas y Olloquiegui, situadas en una posición intermedia, utilizaron tanto mineral local como vizcaíno a lo largo de su historia. En general utilizaban el segundo «por su mayor conveniencia» (ya en 1550), si bien en 1559 se les asigna una «T» (de Tolosa), correspondiente a ferrerías que labraban con mineral de origen local. Es posible que en esa época mezclasen los dos minerales, por lo que no tendrían derecho a acreditar el hierro como de procedencia exclusivamente vizcaína. En el siglo XVIII se proveían del yacimiento de Biscoch, además del mineral importado.
Para información sobre el mineral local, ver esta página: Yacimientos mineros en el Leitzaran
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