Xabier Cabezón

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El Leitzaran y la Prehistoria

Monumentos prehistóricos en el valle del Leizarán:

Caminando por las cimas y collados que bordean el Leitzaran nos encontraremos con numerosas señales de antiguos pobladores de estas alturas. Sus habitantes (probablemente pastores) nos dejaron algunos testimonios de su presencia: son los dólmenes, los túmulos y los crómlech. También puede verse algún menhir.

En el valle del Leitzaran hay también una cueva sepulcral, la de Marizulo, y un poblado prehistórico, el de San Esteban de Goiburu.

Los dólmenes, abundantes en Euskalherria, fueron usados como sepulturas colectivas. Se construyeron en el Eneolítico y en la Edad del Bronce (durante el segundo milenio a. C.). Un dolmen  (trikuharri o jentilarri) consistía en una cámara formada por varias piedras verticales (losas), sobre las que se disponía una cubierta horizontal hecha también con losas. Alrededor del dolmen se solía colocar un montón circular de tierra y piedras (túmulo) que llegaba a tapar el dolmen (dolmen tumular). En la cámara se depositaban cadáveres sin incinerar, junto con algún ajuar. Los dólmenes solían ser reutilizados. Los dólmenes guipuzcoanos, y en concreto los de esta zona, son de pequeño tamaño y no tienen la monumentalidad de algunos como, por ejemplo, los alaveses. La búsqueda de presuntos tesoros ha ocasionado que, desde hace siglos, estos monumentos hayan sido totalmente expoliados.

Crómlech y menhir de Eteneta I nº 1
Crómlech de Eteneta I nº 1 y su menhir

Los túmulos fueron otra forma de enterramiento colectivo del Eneolítico-Bronce. Al igual que los dólmenes, se trata de amontonamientos circulares de piedras y tierra, en cuya zona central se hacía la inhumación de los fallecidos. En ocasiones se rodeaban los cadáveres mediante algunas pequeñas losas (formando una cista). A veces es difícil distinguir si unos restos corresponden a un túmulo o a un dolmen, ya que este último ha podido perder todas o casi todas sus losas, con lo que los restos pueden parecer los de un túmulo (quizá con cista en el centro). Por lo tanto, algunos monumentos catalogados como túmulos pudieron haber sido, en realidad, dólmenes.

Los crómlech (harrespilak, mairubaratzak, jentilbaratzak o simplemente baratzak) se asocian a la Edad del Hierro (durante el primer milenio a. C.). Son círculos delimitados por piedras clavadas en el suelo. El número y tamaño de las piedras y el diámetro del círculo son muy variables. Los crómlech pirenaicos son pequeños: su diámetro a veces no llega a los tres metros, y son pocos los que sobrepasan los quince. Las piedras que los forman también son de pequeño tamaño, y a veces apenas sobresalen del suelo. Existen crómlech cuyo interior se rellenó con un túmulo de piedras (crómlech tumulares).

Los crómlech pirenaicos se presentan, en general, agrupados. El número de círculos en un grupo es variable, y los círculos pueden estar separados, tangentes entre sí o incluso solaparse. A pesar del nombre, sólo tienen en común con los famosos crómlech de Bretaña e Inglaterra el ser redondos y el estar hechos con piedras.

Diversas excavaciones han demostrado que los crómlech pirenaicos tenían una función funeraria, como sepulturas colectivas. Pero presentan una diferencia sobre los dólmenes: en los crómlech se colocaban las cenizas de los cadáveres, incinerados previamente. Esas cenizas se depositaban a veces metidas en una vasija de cerámica, o se rodeaban con pequeñas losas formando una cista.

Durante muchos años se ha creído que la distribución geográfica de los crómlech pirenaicos tenía una particularidad que aún no había sido explicada: por el este se extienden en gran número por los Pirineos, casi hasta Cataluña; pero por el oeste terminaban al llegar al Oria y al Leitzaran. En la divisoria oriental de este río se extiende una importante concentración de crómlech, mientras que en la occidental no hay un solo ejemplar.

Pero el descubrimiento en las últimas décadas de nuevos crómlech al oeste del Leitzaran cuestiona esa hipótesis. Al oeste del Oria-Leitzaran se han localizado (y siguen apareciendo) nuevos monumentos. Así, por ejemplo, dos grupos de crómlech en el cordal del monte Igeldo (Mendizorrotz), dos en Santiagomendi (Arreginea y Ermañalde), dos en el cordal Erroizpe-Uli (Almitxuri y Minatxuri), tres en Urbia (en Oltza y en Zabalaitz), unos cuantos en la sierra de Aralar guipuzcoana (Igaratza II, Ondarre I y II, Beaskin I y II, Elutseta, Pagoeta, Gorostiaga, Ganboatxiki II, etc.), seis en Bizkaia, varios en Araba, en la sierra de Andia (Malkaxko y Balsa fría).

En el área del Leizarán hay también un menhir o monolito. Son piedras alargadas de cierto tamaño hincadas en el suelo en posición vertical. Se admite que la construcción de los menhires debió ser contemporánea de los crómlech, por lo que pertenecerían a la Edad del Hierro. El que se ha considerado como menhir en Eteneta I, en Urnieta, en realidad no lo es, sino que se trata de uno de los testigos de un crómlech.

Todos los monumentos megalíticos se sitúan en lugares con amplia visibilidad: collados altos, divisorias de aguas, rellanos o laderas muy despejados. Su elevado valor cultural proviene de su condición: son escasísimos los restos que nos unen con nuestra prehistoria. La realidad nos demuestra de manera preocupante que están en SERIO PELIGRO DE DESAPARICIÓN.

Webs recomendadas:
El cromlech pirenaico - Web de Alfonso Martínez sobre monumentos prehistóricos


Referencias

(Ver Bibliografía)

Altuna, J. et al. (1982). “Carta Arqueológica de Guipúzcoa”. En: Munibe 34. San Sebastián: Sociedad de Ciencias Aranzadi, 1-242.

Altuna, J. et al. (1990). “Gipuzkoa. Karta Arkeologikoa. I. Megalitoak / Gipuzkoa. Carta Arqueológica. I. Megalitos”. En: Munibe (Antropologia-Arkeologia) suplemento 7. San Sebastián: Sociedad de Ciencias Aranzadi.

Altuna, J., Del Barrio, L. y Mariezkurrena, K. (2002). “Gipuzkoa. Karta Arkeologikoa. I. Megalitoak. Anexo I  / Gipuzkoa. Carta Arqueológica. I. Megalitos. Anexo I”. En: Munibe (Antropologia-Arkeologia) suplemento 15. Donostia-San Sebastián: Sociedad de Ciencias Aranzadi.

Armendariz, A. y Etxeberria, F. (1983). “Las cuevas sepulcrales de la Edad de Bronce en Guipúzcoa”. En: Munibe 35. San Sebastián: Sociedad de Ciencias Aranzadi, 287-294.

Peñalver, X. (2004). “Mairubaratzak - Pirinioetako Harrespilak”. En: Munibe (Antropologia-Arkeologia) suplemento 19. Donostia-San Sebastián: Sociedad de Ciencias Aranzadi.


Mapa de restos prehistóricos en el Leizarán
Situación de los restos prehistóricos


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Última actualización: 15/06/2022


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