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Definición
Denominamos ferrerías hidráulicas de primera generación a las primeras ferrerías hidráulicas, es decir, ferrerías que se servían de la fuerza del agua para mover el mazo y/o los fuelles. Desde el punto de vista tecnológico estas ferrerías de río constituyeron un salto revolucionario frente a las ferrerías de monte o haizeolak, en las que tanto la ventilación para el horno como la fuerza para los mazos se producían mediante el trabajo humano. En las ferrerías hidráulicas de primera generación el agua probablemente sólo movía el mazo, y el horno aún estaría poco evolucionado.
La transición de las ferrerías de monte a las ferrerías de río no fue repentina ni uniforme. Hubo períodos más o menos largos de convivencia entre haizeolak y ferrerías hidráulicas, pero apenas conocemos datos. Tecnológicamente el cambio tampoco fue repentino. Se comenzó aplicando el agua al movimiento del martillo, para más adelante introducir los barquines y aumentar el tamaño del horno.
¿Cuándo se comenzó a usar el agua para accionar mecanismos de una ferrería?
M. Urteaga (2014) ha clasificado la ferrería de Arditurri como hidráulica de primera generación, y ha sido datada en los siglos XII-XIII. Se trataría de la ferrería hidráulica más antigua conocida en Euskal Herria.
C. Verna (citada por Mugueta [2010]) sostiene que el comienzo de las ferrerías hidráulicas en la parte occidental de los Pirineos se produjo a finales del siglo XIII, y que además la técnica que se extendió fue la del mazo hidráulico.
En Gipuzkoa, en la Carta Puebla de Segura de 1290, se dice: “... E por les hacer mas bien e mas merced, tengo por bien que las ferrerías que son en Legazpia, masuqueras, que están en yermo e les hacen robos los malos homes e los robadores, que vengan mas cerca de la villa de Segura...”. Aunque no se mencionan explícitamente las ferrerías hidráulicas, algunos autores sostienen que el texto se refiere a ellas por contraposición a las ferrerías masuqueras, que serían las trabajadas a mano.
En 1299 se usaba “un mecanismo hidráulico aplicado a la producción de hierro” (mouline à fer en el molino Albiès (condado de Foix)).
Restos del canal de la ferrería de Barrenola.
Foto: Javier Salbarredi (2014)
En 1316 y 1318 varias ferrerías del valle de Santesteban (Nafarroa) sufrieron pérdidas de producción debido a la escasez de agua. Este hecho se ha interpretado como señal evidente de que se trataba de ferrerías hidráulicas. Por otra parte puede suponerse que en 1316 llevarían ya algún año funcionando.
El Fuero de Ferrerías de Oiartzun de 1328 habla explícitamente de “... las presas de las dchas. ferrerías...” y “... de las ruedas y molinos que son de parte de uso de las ferrerías, en las aguas do están pobladas...”, y el Fuero de Ferrerías de Segura de 1335 indica: “... Por razón e manera que habernos ferrerías masuqueras e otras de maço de agua e de omes nos e otros en Necaburu e en Legazpia e en otros lugares...”. Estos textos, que recogen “derechos, usos y costumbres” con carácter consuetudinario, demuestran de modo inequívoco que en esos años ya se usaba la fuerza del agua en las ferrerías.
Resumiendo, a principios del siglo XIV (para 1328, y posiblemente incluso para 1290) ya se había introducido la tecnología hidráulica. El texto de 1335 indica también que coexistían ambos tipos de ferrerías, y es la primera cita documental que menciona explícitamente los mazos hidráulicos en Gipuzkoa.
Fuelles o barquines
En los documentos de Oiartzun de 1328 y de Segura de 1335 se habla de ferrerías con mazo hidráulico, sin mencionar los fuelles. Obviamente eso no implica que no se usaran.
En 1397 las Ordenanzas de la Hermandad de Guipúzcoa tratan el tema de los barquines (se castigaba con pena de muerte a quien los destruyere intencionadamente). Es la primera vez que se citan expresamente los fuelles. El hecho de que se recojan en las ordenanzas indica que ya llevaban en uso varios años, y que estaban bastante extendidos.
En 1398 se reconstruyó la ferrería de Berrizaun (Yantzi), y en su documentación se hablaba de barquines. Es muy posible que los tuviese ya incluso desde 1376, pues su producción (1209 quintales anuales) parece impensable con fuelles manejados a mano.
Por lo tanto, puede considerarse que la utilización de fuelles movidos por el agua era ya generalizada a finales del siglo XIV, lo que supuso el final de las ferrerías de primera generación.
En esta época se aumentó el tamaño de los hornos, capaces de admitir más mineral y más carbón, con lo que creció su consumo. Además de incrementarse la cantidad de hierro producido, también mejoró su calidad, ya que ahora los procesos en el horno eran más controlables y repetibles.
Las ferrerías en el Leitzaran
En unos acuerdos firmados por las universidades de Berastegi y Elduain en 1399 hay un punto que trata de las “ferrerías maçeras de Leyçaran que agora son e seran de aqui adelante”. Se refiere a ferrerías hidráulicas en las que el agua mueve el mazo. Cabe deducir que su número está en expansión.
El valle del Leitzaran, en el convenio suscrito en 1415 (y que ratificaba otro anterior) entre las ferrerías de Barrenola, Beriñas, Ameraun, La Plaza, Muguizalas, Nordeiza y Olloquiegui por un lado, y los concejos de Elduain y Berastegi por otro, aparecen varios puntos que de forma indudable se refieren a ferrerías hidráulicas:
— En el convenio se mencionan “los husos de las ruedas de los mazos y
de los barquines”. Es la descripción de los elementos hidráulicos de una
ferrería, de los cuales carecían las haizeolas.
— Las ferrerías se comprometían a producir un mínimo de 500 quintales anuales de
hierro (unas 35 Tm, de 150 a 200 kg diarios), cantidad excesiva para una haizeola
(en la que se estima una producción diaria de 10 a 20 kg).
— Se contemplaba la parada por
inundaciones o por incendio.
— Cinco de las siete ferrerías firmantes eran hidráulicas con seguridad.
Por lo tanto para antes de 1415 en el valle del Leitzaran ya estaban implantadas las ferrerías hidráulicas en las que el agua movía los fuelles y el mazo.
REFERENCIAS
(Ver Bibliografía)
Aragón Ruano, A. (2011). “Atraso e innovación tecnológicos en la siderurgia guipuzcoana durante el antiguo régimen”. En: Studia Historica: Historia Moderna 33. Salamanca: Ediciones Universidad de Salamanca, 235-259.
Arbide, I. et al. (1980). Ferrerías en Legazpi. San Sebastián: Caja de Ahorros Provincial de Guipúzcoa. pp. 63-65.
Bilbao Bilbao, L. M. (1987) “Introducción y
aplicaciones de la energía hidráulica en la siderurgia vasca, siglos XIII-XVII”.
En: Studia
Historica: Historia Moderna 5. Salamanca: Ediciones Universidad de
Salamanca, 61-75. pp. 62-67 y 74.
Disponible en:
http://revistas.usal.es/index.php/Studia_Historica/article/view/4592
Díez de Salazar Fernández, L. M. (1983). Ferrerías en Guipúzcoa (Siglos XIV-XVI). San Sebastián: Haranburu editor. Vol. 1, pp. 66-67.
Díez de Salazar Fernández, L. M. (1997). Ferrerías Guipuzcoanas. Aspectos socio-económicos, laborales y fiscales (Siglos XIV-XVI). San Sebastián: Fundación Social y Cultural KUTXA. pp. 97-100.
Lema Pueyo, J. A. et al. (2000). Los señores de la guerra y de la tierra: nuevos textos para el estudio de los parientes mayores guipuzcoanos (1265-1548). Donostia-San Sebastián: Diputación Foral de Gipuzkoa. p. 229.
Mugueta Moreno, I. (2010). “La primera industrialización en Navarra: las ferrerías en la Baja Edad Media”. En: Huarte de San Juan. Geografía e historia 16, 9-58. pp. 10-22.
Urteaga Artigas, M. (2014). “Ferrería medieval de Arditurri. Ferrería de primera generación hidráulica”. En: Arkeoikuska 2013. Vitoria-Gasteiz: Eusko Jaurlaritza - Gobierno Vasco, 318-320.
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Última actualización: 28/08/2020